Este martes se cumplen diez años desde que ocurrieron los ataques suicidas contra los usuarios del sistema de transporte público en Londres y el primer ministro del Reino Unido, David Cameron y el alcalde de esta ciudad, Boris Johnson, encabezaron el homenaje oficial en honor a las 52 víctimas mortales.
En una ceremonia solemne en el parque de Hyde Park, donde se erigió un monumento a las víctimas de los ataques conocidos como 7/7, los gobernantes depositaron una ofrenda floral, seguidos de los ex jefes de los servicios de ambulancias, bomberos y del comisionado de la Policía Metropolitana, que encabezaron los operativos de rescate en 2005.
En el décimo aniversario de los ataques suicidas contra usuarios del sistema de transporte público, se realizará una ceremonia religiosa en la catedral de San Pablo, en el centro de la capital británica.
Además, la Red de Transporte de Londres, recordará a las víctimas mortales con un minuto de silencio a las 11:30 (hora local).
Los ataques suicidas coordinados por cuatro individuos vinculados a al grupo terrorista Al Qaeda son considerados como el peor atentado contra civiles en Reino Unido.
Los hombres suicidas abordaron tres líneas diferentes del metro y un autobús portando una mochila cargada de explosivos durante la hora pico dejando 700 heridos.
Diez años después de los ataques del 7/7 en Londres, la amenaza continúa siendo real y mortal, pero nunca nos vamos a intimidar por el terrorismo, señaló Cameron en su cuenta de Twitter.
De las 52 víctimas, 26 personas fallecieron en la línea Piccadilly, cerca de Russell Square, mientras que a unos pasos de esa estación del metro, un autobús de dos pisos estalló ocasionando la muerte de trece individuos.
Minutos después de los ataques hubo confusión e incredulidad. La televisión reportó en un inicio una falla en el sistema eléctrico y con el segundo ataque se especuló sobre un choque de trenes, hasta que horas después comenzaron a emerger los detalles sobre un ataque terrorista.
Los sobrevivientes de los ataques, algunos de los cuales sufrieron amputaciones y cicatrices de por vida narran a la televisión y radio local sus historias de supervivencia.