El autismo es una una condición de vida que requiere atención psiquiátrica, neuropediátrica y sobre todo apoyo familiar. Daña la capacidad de cualquier persona en comunicarse y relacionarse con los demás y requiere tratamientos especializados.
Un grupo de investigadores del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) diseñó una superficie interactiva para brindar musicoterapia a niños que padecen autismo severo.
La investigadora Mónica Tentori Espinosa, detalló en una entrevista para la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) que esta innovación llamada “Música flexible” es una superficie hecha de tela tipo lycra que funciona montada sobre una estructura similar a una portería de fútbol.
Añadió que detrás del espacio se coloca un proyector de corto alcance y un dispositivo Kinect, que actúa como sensor del movimiento.
Junto con el hardware, Música flexible contempló el desarrollo de un software para proyectar sobre la superficie interactiva tres diferentes actividades que pueden formar parte de una sesión de musicoterapia.
La especialista detalló que el sistema interactivo funciona de la siguiente manera:
- La primera actividad consiste en la proyección de una nebulosa, a la cual el paciente debe borrar con sus manos una capa oscura y al hacer contacto va emitiendo los sonidos musicales.
- En una segunda actividad, aparecen en la pantalla de seis metros cuadrados, elementos digitales del espacio como planetas, naves espaciales y estrellas que el niño puede tocar y con ello modificar la velocidad de la música.
- Mientras que en la tercera actividad, que es más estructurada aparece un astronauta que muestra estrellas que al tocarse emiten los sonidos de una melodía.
Mientras los pacientes interactúan en cualquiera de estas tres actividades el software registra los lugares de la pantalla que el niño tocó, la fuerza que ejerció y el tiempo que estuvo interactuando.
Para medir la efectividad de este interactivo comparado con la musicoterapia tradicional se evaluaron a 24 niños en un rango de edad de 5 a 11 años diagnosticados con autismo severo y que no reciben tratamiento medicado.
Con la ayuda de una musicoterapeuta, los niños, durante cinco minutos trabajaron con la superficie interactiva, y posteriormente estuvieron en una sesión de terapia tradicional, con un piano durante el mismo tiempo.
Se evaluó el tiempo en que los pacientes pusieron atención a la tarea y el periodo de interacción voluntaria con la música en ambas modalidades, así como la coordinación y la autorregulación de la fuerza.
“La tela llamó más la atención, pero hubo niños en los que significó demasiados estímulos, en general nuestros resultados indican que nuestros participantes estuvieron 7.11 por ciento más tiempo poniendo atención utilizando la tela y duplicaron el número de veces de iniciación voluntaria”, indicó la especialista del CICESE.
Aún continúan haciendo mejoras al diseño, actualmente la única manera de acceder a esta terapia es en la clínica Pasitos, en Tijuana, Baja California; cuyos pacientes, terapeutas y psicólogas aportan información necesaria para continuar perfeccionando el prototipo.