El lupus se caracteriza porque las células del sistema inmune agreden a las propias del organismo, lo que provoca que se ocasionen inflamaciones y se dañen los tejidos. La enfermedad produce anticuerpos que sobreestimulan los linfocitos B (las células que producen los anticuerpos).
Existen tipos de lupus muy severos y otros no tan graves como los que están limitados a afecciones en la piel. Esta patología suele ser muy heterogénea, ya que los síntomas pueden variar de un paciente a otro. Lo que muchas veces complica su diagnóstico.
Esta patología afecta principalmente a las mujeres y en una época de la vida en la que se es fértil (entre 20 y 40 años). Se han descrito además casos en niños y ancianos.