Debe ser una maravillosa experiencia compartir con nuestros hijos los primeros meses de vida, verlos crecer, acompañarlos, estar juntos, pero una de las cosas que siempre me detuvo a hacerlo fue el pensar en lo que pasaría conmigo cuando mis hijos entraran a la escuela y poco a poco se fueran haciendo de sus propias actividades.
En mi experiencia, siempre pensé que continuaría con mi vida laboral porque me gusta lo que hago, lo disfruto mucho, he trabajado mucho para tener las oportunidades laborales que actualmente tengo, pero principalmente porque quiero que mis hijos tengan de mí un ejemplo de trabajo, de una vida productiva y que se sientan orgullosos de verme feliz con lo que hago.
Pero si nos vamos más allá del tema meramente emocional, una visión que pareciera egoísta porque ustedes pueden pensar que yo sólo estoy viendo por mí, en realidad es que en la medida en que yo veo por mí en este momento, también estoy viendo por ellos en el largo plazo y les explico:
Al cotizar a los sistemas de seguridad social, tener un ingreso que me permita ahorrar y destinar cierta cantidad para mi ahorro de largo plazo, implica que cuando llegue el momento de la vejez yo no sea para ellos una carga y puedan continuar con sus planes y proyectos personales.
Bueno, para empezar, tenemos que partir del hecho de que un trabajador que tiene una cuenta de Afore ni siquiera va a tener una pensión digna para el momento para el retiro, ahora, ¡Imagínense las mamás que dejaron de cotizar y aportar a su cuenta de Afore a los 30 años en promedio cuando nació su primer hijo! ¿De qué vivirán al momento de la vejez? ¿Esperarán que sean sus hijos quienes las mantengan?
Lee: Yo no quiero que mi hija me mantenga.
La encuesta más reciente de la Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el Retiro (Amafore) destaca que las mujeres consideraron en esta encuesta que las mamás, aunque no hayan trabajado, tienen derecho a recibir una pensión, pero en 40 por ciento de los casos el hombre es el responsable de los ingresos familiares y son los obligados a “ganar” dinero. ¿Entonces de dónde estamos pensando que saldrá esa pensión?
El documento destaca que el hecho de contar con una madre que trabajó, ahorró para el retiro o aportó ingresos al hogar, también está asociado con percepciones sobre roles y estereotipos de género más progresistas y orientadas a la igualdad entre hombres y mujeres.
Y cuando hablamos de empoderamiento de nosotras como mujeres, como mamás, como ejemplo para nuestros hijos e hijas, valdría la pena preguntarnos ¿qué ejemplo queremos darles? y por lo tanto, plantearnos que si no queremos ser una carga para ellos en un futuro y limitar sus aspiraciones personales, tenemos que hacernos desde hoy mismo las únicas responsables de nuestra independencia financiera.
Tal vez te gustaría leer: Los poderes financieros detrás de una mamá
Por Claudia Castro