La mujer mexicana es más internacional que nunca, al menos en cuanto a lo que le presentan las pasarelas, y es capaz de apropiarse de las tendencias más atrevidas.
Las diseñadoras Sandra Weil y Alexia Ulibarri propusieron en sus colecciones otoño-invierno 2014 una mujer capaz de alzarse como un majestuoso pato, cuyo plumaje está lleno de aires punk, y que a la vez puede convertirse en parte de la realeza urbana sacada de los barrios japoneses de moda y que sustituye la formalidad de la nobleza por atuendos con prendas holgadas.
___
SANDRA WEIL
En el universo de la diseñadora peruana, la mujer es un ser libre que emprende el vuelo para convertirse en una especie de ave que en lugar de plumas lleva prendas que demuestran que la juventud no está peleada con el refinamiento. Incluso si ésta adquiere toques punk y rock.
Inspirada en el pato azulado, la colección de Weil exploró una “juventud sofisticada, algo nuevo con mucha clase” a través de vestidos, faldas largas y cortas y tops sin tirantes de terminaciones perfectas y acabados vaporosos que simularon a la perfección el vuelo de un pájaro.
Weil demostró que su mujer es femenina pero con mucha fortaleza haciendo inesperadas mezclas de texturas de materiales ligeros como la seda combinados con terciopelo. Envió a la pasarela un vestido corto elaborado en seda con el frente en un torno verde y la parte trasera más larga que convirtió a la modelo que lo llevaba en un ave en pleno vuelo.
Otro puñado de faldas y trajes de noche con plisados lograron el mismo efecto. Weil también incluyó plumas.
Por momentos la colección adquirió aires punk. Weil presentó varias piezas de cóctel a las que les sobrepuso una innovadora propuesta de blusas elaboradas completamente en piel y chaquetas del mismo material.
El vuelo de la mujer de Weil concluyó con un final de cuento de hadas: con un vestido de alta costura de terminación amplia y una frágil parte con un escote pronunciado en V que convirtieron a su mujer rockera en una princesa.
___
ALEXIA ULIBARRI
Ulibarri representó en su colección “Simona” a una mujer que forma parte de la realeza urbana que adopta el estilo de la calle y reemplaza las piezas delicadas por suéteres y sudaderas extra grandes.
Con un estilismo que remitía a los barrios fashionistas de Tokio, la creativa mostró una de sus colecciones mejor logradas, sólidas y coherentes con siluetas de los años 50. Destacaron las faldas amplias, chaquetas de cuero, prendas de punto y “crop-tops” u ombligueras. Los abrigos de puntos fueron los protagonistas de los conjuntos mejor logrados.
La paleta se movió entre negros y grises con algunas piezas en color guinda, chispazos de naranja y estampados. Telas como el neopreno y el jersey sirvieron para confeccionar faldas cortas.
En su andar, la realeza de Ulibarri mantuvo toques elegantes con las piezas de noche, que en su mayoría eran vestidos largos con encajes. Sin embargo, las nuevas princesas no tienen empacho en hacer de los estilos casuales el atuendo más elegante.
Sobresalió un conjunto de un pantalón corto con una clásica camisa blanca a la que sobrepuso una chaqueta de manga tres cuartos que brindó un aire refinado. En tanto las sudaderas de gran tamaño con faldas cortas demostraron que la antigua monarquía de la moda opta ahora por la comodidad.