El Monumento a la Madre, uno de las icónicos de la Ciudad de México tiene un curioso por qué. Este monumento se encuentra en el Jardín del Arte, entre las calles Sullivan y Villalongín, las cuales dividen las colonias Cuauhtémoc y San Rafael. El 10 de mayo de 1944, el entonces presidente Manuel Ávila Camacho encabezó la ceremonia de colocación de la primera piedra de lo que sería el Monumento a la Madre.
El 10 de mayo de 1949, el Monumento a la Madre fue inaugurado por el entonces presidente Miguel Alemán Valdés. El Día de la Madre se comenzó a celebrar en nuestro país en 1922, gracias a José Vasconcelos y a Rafael Alducin, fundador del periódico Excélsior. En 1948, el diario lanzó una convocatoria en la que pedía que mandaran diseños para hacer un monumento.
La obra quedó bajo el diseño de José Villagrán García y de Luis Ortiz Monasterio. Está conformada por un muro, una torre y tres esculturas, hechas con cantera. En su inauguración fue colocada una placa que dice “A la que nos amó antes de conocernos”; luego en 1991, se añadió otra con la leyenda “Porque su maternidad fue voluntaria”.
Las placas fueron destruidas un par de veces, por lo que finalmente, en 1997, se colocaron las dos placas de bronce que tiene actualmente y que reúnen ambas leyendas. La primera: “A la que nos amó antes de conocernos” fue calificada, por algunos grupos feministas, como misógina, de ahí la inclusión de la segunda frase que aclara el carácter “voluntario” de la maternidad.
Un homenaje de amor a quien nos dio la vida. La obra muestra a un hombre de rasgos indígenas con posición de escribir; una mujer con una mazorca de maíz, símbolo de la fertilidad; y en el centro, la imagen de una madre con un niño en brazos. Todas las culturas, aquí y en China, rinden homenaje a la madre y el 10 de Mayo, Día de las Madres, en México es, sin duda, la celebración familiar más importante.
“Muchas maravillas hay en el universo; pero la obra maestra de la creación es el corazón materno.”
-Ernest Bersot