Los valores en el niño derivan de la forma en la que sus padres llevan adelante su crianza. Somos seres sociales y como tales debemos aprender a compartir desde nuestra más tierna infancia. Es fundamental que los hijos e hijas naturalicen esta actitud solidaria como forma de relación con los demás, sobre compañeros de escuela, hermanos o amiguitos.
Una de las pautas primordiales, en este sentido, es que cuando se le regala un juguete u otro objeto de diversión, como una bicicleta, por ejemplo, se le haga saber que tiene que compartirla, por más que sea de su propiedad. De este modo, se estará evitando que se convierta en alguien egoísta, ya que esto le ocasionará conflictos y peleas con otros niños.
El padre o la madre tienen que establecer turnos para jugar con un objeto, si este es muy codiciado por el dueño del juguete y su hermano o amigo. Deben saber esperar y cumplir con el tiempo estipulado, para no volverse ansiosos y montar una rabieta si no consigue lo que quiere.
Es importante que no se los obligue a prestarle algo a otro niño, porque se generará una resistencia que hará que un momento divertido de juego se convierta en una batalla campal, con llantos incluidos. Hay que apelar a la palabra, hablarle con tranquilidad y llegar a un acuerdo.
Asimismo, es preciso que los padres elogien al hijo o hija cuando se lo ve compartiendo sus cosas sin problemas. La recompensa del cariño y la aprobación hará que vean como positiva el acto de compartir.
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