La granada es una fruta típica de la época otoñal. Sus deliciosos gajos compuestos por cientos de semillas tienen un característico sabor agridulce y grandes propiedades para la salud. Su alto contenido en fibra promueve el tránsito intestinal, por lo que es ideal para bajar de peso.
Su principal beneficio es la capacidad antioxidante, es captadora de radicales libres gracias a las punicalaginas que posee, responsables de aproximadamente un 50 % de ésta actividad en el zumo de granada, seguida de otros taninos hidrolizables y en menor medida se encuentra el ácido elágico.
La realidad es que esta fruta aporta una gran cantidad de nutrientes como vitaminas del grupo A, B (B1, B2, B3, B6 y B9), E y K, junto a cantidades importantes de minerales como el calcio, hierro, manganeso, entre otros.
Dentro de los minerales destaca su contenido en potasio. Adicional a esto, su contenido de hidratos de carbono, se convierten en energía rápidamente en nuestro organismo.
La principal fortaleza de la granada es su poder antioxidante debido a sus destacados altos niveles de antioxidantes flavonoides y antocianidinas, sumándole también catequinas, taninos, ácidos elágicos.
Especialistas aseguran que el mayor provecho antioxidante se puede obtener de la cáscara de la Granada, de hecho se ha demostrado que la granada ofrece más antioxidantes que el popular té verde, el vino tinto e incluso los arándanos.
Por esta razón, los componentes de la granada son geniales en la eliminación de radicales libres, causantes de la oxidación que produce aquellos síntomas visibles de la vejez como las arrugas o la degeneración macular de la edad, principal causante de ceguera como también con otros padecimientos que pueden conducir al cáncer, padecimientos cardiacos o derrames cerebrales.