Un nuevo estudio demuestra que tener una pareja regañona podría mejorar tu salud. Tomen eso, caballeros.
La Universidad de Michigan confirmó que entre más regañona es una mujer, vive más y mejor su marido.
En el estudio participaron más de mil 200 parejas casadas por 5 años (o más). De éstas, 389, donde ellas no eran tan exigentes, terminaron padeciendo enfermedades.
Ellas también se vuelven menos propensas a enfermarse si sienten que su pareja está sana. (Awww!). Comprobado, esposa regañona, vida feliz.
Tiene lógica, estas esposas vigilan (a detalle) los hábitos de salud de sus maridos. Y aunque resulte irónico, quienes tienen esposas controladoras y “enojonas” viven más y mejor.
Si tienes una esposa que te vuelve loco, pero no por su belleza, sino porque es controladora, tal vez no esté (tan) mal.
La cosa es fácil, una mujer controladora te regaña y te prohibe fumar. Si van a un bar solo puedes beber dos cervezas. Te prepara alimentos sanos y en casa no hay comida chatarra. Te obliga a ir al gimnasio. No te permite salir con tus amigos a beber muy seguido.
“No vas”, intenso, sin duda, pero esta imposición te salvará de enfermedades cardiacas; diabetes; entre muchas otras complicaciones, ya que tendrás un estilo de vida más sano.
Y aunque la sociedad en la que vivimos no favorece precisamente las relaciones de pareja saludables, estas son las 7 claves para tener una buena relación:
- Ama desde la libertad. El otro no te pertenece.
- Aprende a comunicarte. Por ejemplo, discute solo un tema por cada vez.
- Aprende a pensar out of the box. Si ambos tienen punto de vista diferentes, en vez de seguir discutiendo por llevar razón y salirte con la suya, plantea soluciones intermedias.
- Comparte tiempo (de calidad) con tu pareja. Debe estar entre tus prioridades.
- Nunca dejes de “regar la plantita”. Si lo la riegas, se muere. Un día a la vez.
- Cuando quieras que el otro cambie, cambia tú. Las personas solo cambian cuando quieren cambiar, o cuando cambia su entorno.
- Respeto y confianza (siempre). De lo contrario, simplemente no hay amor.