Los funcionarios de salud en Estados Unidos han comenzado a pronosticar el fin del tabaquismo en el país.
Desde hace tiempo habían deseado un país sin fumadores, pero se abstuvieron de pronosticar la desaparición total o casi total de esa práctica en un año determinado. El poder de las tabacaleras y la popularidad de sus productos hicieron que ese objetivo fuera un sueño.
Sin embargo, una confluencia de cambios impulsó recientemente a los líderes de la salud pública a mencionar la palabra “fin” y la frase “una generación sin tabaquismo“. Hablan ahora de la menguante población adulta de fumadores, que disminuirá un 10% en la próxima década y al 5% o menos en 2050.
El director de Salud Pública en funciones Boris Lushniak difundió el mes pasado un informe de 980 páginas que pide el aumento de medidas para controlar el tabaquismo. Su conferencia de prensa fue un alarde contra el consumo de tabaco y Lushniak proclamando casi a gritos “ya basta”.