Muchas creemos que después de sudar en el gimnasio, nos hemos ganado el permiso de comernos un snack. Sin embargo, las cosas no son tan fáciles: es sencillo sobrestimar cuántas calorías quemamos en una sesión e infravalorar las que contienen los alimentos.
En comparación con el acto de dormir, en el que también se queman algunas calorías, incluso algo tan simple como sentarse frente a una computadora, mascar chicle o leer un libro son equivalentes a comer algunos modestos tentempiés.