Cuando se trata del intestino, la mayoría de las personas piensan en los componentes básicos: estómago, intestino delgado, intestino grueso, pero no solo hay de eso hay otras partes que son parte del sistema digestivo que deben ser tomadas en cuenta como el páncreas.
Debemos tener en cuenta que es parte vital de nuestro sistema digestivo y es esencial para controlar el azúcar en la sangre.
Estas son cosas importantes que debes saber de tu páncreas para que lo mantengas saludable.
El páncreas bombea un puñado de enzimas esenciales y hormonas necesarias para la digestión, incluyendo lipasa y amilasa. Estos jugos se secretan en el intestino delgado donde ayudan a descomponer las proteínas y las grasas después de que han dejado el estómago.
Además de los jugos digestivos, células específicas del páncreas, llamadas células beta, producen insulina, una hormona que ayuda a tomar el azúcar de los alimentos que usted come y lo mueve a través de su flujo sanguíneo y hacia sus células donde se puede utilizar como combustible.
Según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Renales y Digestivas, cada año, más de 200.000 personas en los EE.UU. desarrollan pancreatitis, una dolorosa inflamación que puede salir de la nada, y duran por días. En muchos casos, el ataque es desencadenado por cálculos biliares, pequeñas masas parecidas a guijarros que se forman en la vesícula biliar y pueden bloquear el conducto a través del cual las enzimas digestivas fluyen desde el páncreas hacia el intestino.
Los síntomas de un pancreatitis agudo es; fiebre, dolor abdominal superior que se siente peor después de comer o irradia a la espalda, vómitos y sensibilidad en el vientre.
La otra gran causa de pancreatitis es el alcohol. El consumo de alcohol durante un largo período de tiempo puede causar pancreatitis, pero también lo puede hacer una noche de borrachera. El alcohol puede desencadenar un ataque agudo, como se ha descrito anteriormente, o provocar una inflamación de bajo nivel que puede durar meses o incluso años.
Sólo unas 26.000 mujeres son diagnosticadas con la enfermedad cada año, pero a menudo no se detecta hasta que es demasiado tarde para tratar, porque no hay síntomas en las primeras etapas.
Si fumas estás en mayor riesgo de contraer la enfermedad, o si tienes sobrepeso o antecedentes familiares de la enfermedad, razón más para patear las colillas y adoptar una dieta saludable y un plan de ejercicios.