Seguramente lo recuerdas: La asesora de la Casa Blanca, Kellyanne Conway, hizo algo que podría ser poco ético o, en el peor de los casos, una acción de dudosa legalidad: recomendó al público en televisión que comprara ropa de la marca de Ivanka Trump. ¡Y vaya que dio resultado! Las ventas de la línea propiedad de la hija del presidente estadounidense Donald Trump se han disparado.
Y en China se quieren aprovechar de esto, pues decenas de empresas de aquel país asiático se han apresurado a registrar variaciones del nombre de la empresaria como marcas de su propiedad.
Según la oficina del registro de marcas china, son 65 los productos registrados con el nombre “Ivanka”. ¡Y hasta una marca de toallas femeninas! Según lo reportó el periódico de Hong Kong South China Morning Post, presentada por Fujian Yingjie Commodity Company tan solo 10 días después del triunfo electoral de Donald Trump.
China reconoció la semana pasada 38 licencias comerciales para que productos y empresas del país lleven la marca Donald Trump, en sectores que abarcan de hoteles a centros de masajes. Es una decisión que ha suscitado interrogantes sobre la posibilidad de que el presidente haya recibido un trato de favor: el magnate peleó durante una década para que se le reconociera una de esas licencias.
La concesión de estas licencias significaría que en China se comercializarán productos con el nombre “Ivanka” que no guarden relación alguna con la hija del presidente Trump, al tiempo que muchos de los productos legítimos de la marca que se venden en Estados Unidos sí han sido fabricados en China.
Durante su campaña, Donald Trump prometió “comprar estadounidense y contratar estadounidense”, pero los registros de aduanas chinos muestran que desde las elecciones del 8 de noviembre pasado, al menos 1.600 billeteras de cuero, dos toneladas de blusas de poliéster y 23 toneladas de zapatos marca Ivanka Trump, fabricados en China, han sido enviados a Estados Unidos en 80 cargamentos.
Oh, la ironía.