En México tenemos la creencia de que el Halloween es una fiesta propia de Estados Unidos en la que la personas se disfrazan de personajes terroríficos, se esculpen calabazas y los niños piden dulces.
Sin embargo, la fiesta de Halloween ni proviene de nuestros vecinos del norte y ni siquiera es originaria de nuestro continente.
El origen de la fiesta de Halloween se remonta a las Celtas de las Islas Británicas, Escandinavas y Europa Occidental donde en la noche de Samhain apagaban las luces y esperaban que la muerte no tocara a sus puertas.
En esta noche, los espíritus vagaban por este mundo buscando poseer a los vivos; de manera que los habitantes vestían de forma fúnebre para no llamar la atención de los muertos.
Los #celtas celebraban el Festival de #Samhain ,siendo éste el inicio de la celebración de lo que hoy conocemos como #Halloween pic.twitter.com/viGX5UYbD3
— Bibliotecas Cártama (@biblioscartama) 27 de octubre de 2016
Respecto de los dulces de este día, la historia se pone un poco más siniestra y se debe a la persecución de los protestantes contra los católicos en la Inglaterra de los siglos XVI y XVII.
Como consecuencia de estas persecuciones, el rey protestante James I y su Parlamento fueron víctimas de un intento de atentado, que no se consumó, el plan fracasó cuando Guy Fawkes, uno de los conspiradores católicos, habló bajo la presión de los verdugos y traicionó a sus compañeros, avisando del inminente atentado. Pese a haber hablado, luego fue ejecutado.
El hecho dio lugar a una fiesta de carácter divertido, en que grupos de luteranos (protestantes) que protegían su identidad bajo máscaras de monstruos, celebraban la fecha del descubrimiento de la traición visitando los hogares católicos y exigiendo a sus moradores cerveza y pasteles.
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