El 65% de las personas diagnosticadas con cáncer en Brasil sigue fumando, reveló una encuesta del Instituto del Cáncer del Estado de Sao Paulo (ICESP).
El coordinador del programa de Apoyo al Fumador del ICESP, Federico Fernandes, aseveró que el resultado del sondeo realizado entre los pacientes de la institución fue sorprendente.
Nos imaginábamos que una persona que fumaba, a la hora de recibir un diagnóstico de cáncer, estaría motivada a parar (de fumar), por el hecho de haber desarrollado una dolencia relacionada con el tabaquismo, señaló el especialista a la estatal Agencia Brasil.
Indicó que, pese a la voluntad de algunos de los pacientes de dejar de fumar tabaco, el vicio es muy fuerte. Ellos tienen voluntad, están motivados, pero por el hecho de tener un alto nivel de dependencia de la nicotina no consiguen parar o reducir el consumo.
Según Fernandes, la situación se agrava tras el diagnóstico de cáncer debido a que el cigarro es una válvula de escape para un importante número de personas al momento de tener que enfrentar momentos difíciles. Precisó que, además de ser un factor que contribuye al surgimiento del cáncer, el cigarro puede afectar el tratamiento contra la grave enfermedad.
Detalló que algunos tipos de quimioterapia tienen una menor eficacia cuando la persona continúa fumando y recibiendo el tratamiento, además que el cigarro afecta la cicatrización y la recuperación tras las cirugías.
Fernandes acotó que una de las principales complicaciones que ocurren en el tratamiento del cáncer son las infecciones respiratorias. Una persona que fuma tiene mayores posibilidades de contraer una infección durante el tratamiento del cáncer.