Ausentes en las estadísticas, inadvertidas por los investigadores, abandonadas por las autoridades locales y nacionales y mayormente ignoradas por las organizaciones de la sociedad civil, la situación de las viudas es, en efecto, invisible.
La muerte de una pareja puede suponer grandes problemas, especialmente si eres mujer. En muchos países del mundo el enviudar supone algo más que la perdida de un ser querido, ya que también se pierden ciertos derechos y se estigmatiza especialmente a las viudas.
Cuando enviudan, las mujeres de muchos países a menudo se enfrentan con la denegación de sus derechos de herencia y a la tierra, degradantes rituales de sepultura y duelo con riesgo de vida y otras formas de abuso.
Con frecuencia, incluso integrantes de su propia familia desalojan a las viudas de sus hogares y abusan de ellas físicamente (a algunas hasta las asesinan). En gran cantidad de países, la condición social de la mujer está inextricablemente vinculada a la de su esposo, de modo que cuando él muere, la mujer ya no tiene lugar en la sociedad.
Para volver a lograr condición social, se espera que las viudas se casen con uno de los parientes de su esposo, a veces contra su voluntad. Para muchas, la pérdida de un esposo es sólo el primer hecho traumático de una terrible experiencia a largo plazo.
En muchos países, se estigmatiza a la viudez y se la ve como el origen de la vergüenza. En algunas culturas, se cree que las viudas están malditas e incluso se las asocia con la brujería. Tales errores de concepto pueden resultar en que las viudas sean víctimas de aislamiento, abuso o situaciones peores.
Con frecuencia, los hijos de las viudas se ven afectados tanto emocional como económicamente. Las madres que quedaron viudas y que ahora tienen que mantener solas a sus familias se ven obligadas a retirar a sus hijos de la escuela y depender de su trabajo. Además, las hijas de las viudas pueden sufrir gran cantidad de privaciones, lo que eleva su vulnerabilidad a ser víctimas de abuso.
Empoderar a las viudas mediante el acceso a la atención médica adecuada, educación, empleo decente, plena participación en el proceso de toma de decisiones y en la vida pública, así como llevar una vida sin violencia, les daría la oportunidad de desarrollar una vida segura después del duelo. De gran importancia es la creación de oportunidades para las viudas que también pueden ayudar a la protección de sus hijos y evitar el ciclo de pobreza y privaciones intergeneracional.