13 reasons why y su conexión con el juego Ballena Azul. ¡Alerta, mamá!
Si tienes niños o adolescentes en casa, abre bien los ojos, el suicidio es una cruda temática que se esparce en nuestro país
13 reasons why, o Por 13 razones es la serie de Netflix de la que todos están hablando. Con una tremenda crudeza, la serie narra la vida, pero más específicamente el proceso hacia la muerte de Hannah Baker, su protagonista. Es momento de encontrar la conexión entre esta famosa serie y el juego Ballena Azul. Sigue leyendo.
El suicidio es el tema central de 13 reasons why y, por supuesto, el bullying que conduce a Baker a tomar semejante decisión. Nueva Zelanda la clasificó apta para mayores de 18 años, mientras que la Asociación de Colegios de Psicología de EE.UU. recomendó que no sea vista por jóvenes vulnerables, “especialmente aquellos que tienen tendencia suicida”. En México, no es solo una popular serie, es vista por miles de niños y adolescentes al mismo tiempo que se populariza el juego Ballena Azul.
Vamos por partes. Basada en la novela escrita por Jay Asher, un éxito de ventas, Netflix ha llevado la historia a la pantalla y está causando furor entre los adolescentes. Pero 13 reasons why no está exenta de las críticas. Porque si bien la serie habla de problemáticas tan actuales y severas como el bullying, el acoso, el hostigamiento y la misoginia, también muestra en detalle cómo Hannah (Katherine Langford) ha planificado su suicidio, un asunto que evidentemente altera a muchos padres de familia. Sobre todo cuando en México se han identificado los primeros casos de víctimas del juego Ballena Azul.
Este “juego”, incita a niños y adolescentes a superar sucesivas pruebas (50) que indica un “curador” hasta llegar a la última, que es el suicidio del participante. Desde el cutting y hasta la muerte, esta práctica ha registrado ya decenas de víctimas mortales alrededor del mundo. Ante este contexto, se han encendido dos alertas paralelas pero que se encuentran en un punto en común: el suicidio de adolescentes.
La comunicación es básica pero no debemos dejar de lado el control parental del contenido al que niños y adolescentes están expuestos todos los días. Ante la mínima sospecha, deben tomarse cartas en el asunto. Reunir pruebas y, claro, hacer la denuncia pertinente.
Alerta, mamá, se trata de la vida de tu hijo.