Una pareja gay originaria de Irak conformada por Sahir y Mushtak de 29 y 32 años respectivamente se han convertido en refugiados en Holanda, es gracias a que en las regiones regidas por la sharia (ley islámica) el ser homosexual tiene condena de pena de muerte.
“Llegamos cruzando ocho países hace 1 año, 6 meses y 27 días, pero seguimos viviendo entre cuatro paredes (en un centro de acogida provisional), sin privacidad y con gente que nos mira como si fuéramos delincuentes y culpables. Estamos en Holanda, y sin embargo quieren que uno de nosotros regrese a casa. Cuando (Irak) ya no es un hogar, ni siquiera, para los heterosexuales”.
Ambos se encuentran ante una situación que no esperaban, un rechazo por parte de las autoridades holandesas por el rechazo a poder admitir que Sahir es realmente homosexual.
El abogado del perseguido ha mencionado “que sea capaz de hacer introspección de sus actos y ánimo, y sepa quién es y cómo vivirla”.
Mushtak y Sahir no se han separado en toda esta travesía que han llevado desde el cruzar el mediterráneo en una de las lanchas precarias que son llenadas por los traficantes de personas en cada viaje clandestino con destino europeo.
Sandro Kortekaas, presidente del grupo de apoyo apoyo a los asilados de la asociación holandesa de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGBT), así como su abogado han lamentado el método de selección de este grupo: “Es evidente que el Servicio de Inmigración y Naturalización debe comprobar su identidad e inclinación. Pero cuando vienen de países como Irak, sin puntos de referencia y obligados a reprimirse, poner en duda su homosexualidad es descorazonador”, asegura.
El Servicio de Inmigración holandés ha reconocido que no es fácil constatar de manera concreta si un apersona es homosexual o no, aunque debe ser evaluada la credibilidad de la historia de cada persona que ha de solicitar su asilo.
En estos momentos parece que la separación de la pareja sería inevitable, aunque falta la intervención de algunos partidos políticos involucrados en el caso.