¡Insólito pero cierto! El extremista noruego Anders Behring Breivik, conocido como el asesino de Oslo, se quejó de nueva cuenta del gobierno de Noruega, esta vez ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, asegurando que podría sufrir daños mentales por su excesivo aislamiento en la prisión.
La salud mental de Breivik, quien ahora utiliza el nombre Fjotolf Hansen, “está en juego”, afirmó el equipo de abogados del ultranacionalista noruego que cumple 21 años de cárcel por matar a 77 personas en Oslo y en la cercana isla de Utoya en julio de 2011.
El asesino de Oslo ha pasado casi seis años totalmente incomunicado, sin tener contacto con ninguna persona ajena a la prisión, “un aislamiento particularmente peligroso que podría vulnerar su estado mental”, argumenta el equipo legal en la denuncia que presentó ante la corte de Estrasburgo.
“La esencia de la queja es el excesivamente alto nivel de aislamiento, y que este aislamiento se ha prolongado por mucho tiempo”, sostuvo el abogado Oystein Storrvik en declaraciones al canal noruego de televisión NRK.
El extremista ha estado aislado desde su arresto en 2011, excepto en las audiencias de su juicio, y aunque desde 2014 ha socializado un poco con los oficiales de la prisión, “esto no es un contacto significativo” de acuerdo con el artículo 3 de la ley de derechos humanos, indicó.
En su denuncia, Breivik, cuyo comportamiento en prisión ha sido ejemplar hasta el momento, también cree que la censura de su correspondencia ha ido demasiado lejos, y que ello constituye una violación a su derecho a enviar y recibir cartas.
Debido a las estrictas condiciones de su detención, Breivik no ha podido establecer ningún contacto real con el mundo exterior, lo que hace su aislamiento mucho más grande y por ello hay un gran peligro de que sufra daño psicológico irreparable, explican los abogados.
Hasta ahora no ha sido probado que el aislamiento en la cárcel haya producido trastornos mentales a Breivik, o a cualquier otro prisionero.
La demanda de Breivik, quien a principios de este mes cambió legalmente su nombre a Fjotolf Hansen, argumenta con una serie de decisiones anteriores de la Corte sobre otros presos con delitos similares o peores que tenían condiciones de reclusión más fáciles y con mayor contacto humano.
Con esta demanda, Breivik está tratando de revertir una decisión de un tribunal de apelaciones de Noruega, que en marzo pasado dictaminó que su aislamiento en una celda de tres habitaciones respeta sus derechos humanos.