A todos nos ha pasado. Te has marchado de tus padres hace semanas y un buen día te levantas y te haces la pregunta, ¿Qué pasa, que las casas no se limpian solas?
No amigo, nada más lejos de la realidad. La cuestión es que la casa de tus padres se mantiene impoluta por la impagable labor que (en la mayor parte de los casos) realizan las madres: un trabajo que parece invisible pero nos ayuda sobremanera en nuestro día a día.
Eres independiente para lo bueno y para lo malo. Llevas tantas semanas sin querer asumir tu responsabilidad que evitas hasta hablar del tema, sin embargo, la suciedad sigue creciendo y poco a poco, mota a mota de polvo, tu casa se parece al Salvaje Oeste.
Tampoco hay que alarmarse más de la cuenta, que para eso ya estamos nosotros. Aquí te ofrecemos unos facilitos trucos para que tu casa no se convierta en una ruina. Ahí van:
1. No acumules porquería. Todo es mucho más fácil si en lugar de amontonar cartas, papeles, facturas y periódicos, los tiras a la basura nada más utilizarlos.
2. Habitación por habitación. Al igual que en la época de exámenes no nos estudiábamos los apuntes de manera caótica y sí tema por tema. Aquí ocurre lo mismo, es mucho más beneficioso centrarse en una habitación cada vez para no convertir la limpieza en un verdadero suplicio.
3. No compres más de la cuenta. Todos somos un pelín capitalistas, ahora bien, para mantener tu casa lo más aseada posible lo mejor es que no adquieras excesivas cosas a menos que tengas un lugar específico donde ponerlo, o una función valida.
4. Haz tu cama. Aunque un hecho de lo más trivial, el hecho de tener la cama bien terminada hace que una casa cambie de manera radical.
5. Utiliza sitios de almacenamiento. Cajas, canastas, ganchos los elementos de almacenaje se convertirán en vitales para no tener las cosas desperdigadas por cada rincón de la casa.
6. La lavadora. No te has independizado para poner tres lavadoras al día, eso está claro, pero tienes que tener en cuenta que una montaña de ropa no es algo estético ni higiénico.