Un abrazo es algo muy rico no solo para el que lo da, sino para quien lo recibe. La sensación de calidez, conexión y amor que se establece con la otra persona es muy especial y nos hace sentir confortados.
Cuántas veces nos ha pasado que al estar tristes o deprimidos, recibimos un abrazo y como por arte de magia nuestro estado anímico cambia para bien.
Las emociones positivas que deja el dar o recibir un abrazo han dado pie a realizar mucho estudios en torno a sus beneficios. Incluso se han llevado a cabo iniciativas en diferentes partes del mundo en las que personas regalan abrazos por las calles.
Sasha Cobra, maestra de la técnica de manejo de energía corporal conocida como NItvana energy work y precursora de la meditación de abrazos (Hugging meditation), señala que al juntarse dos cuerpos en un abrazo ocurre un intercambio energético que los conecta y ayuda al proceso de sanación y transformación que los nutre y beneficia, y la meditación es un proceso de conexión interna que permite estar consciente del momento presente y relajarse.
Lena M. Forsell y Jan A. Åström en el libro ‘Comprehensive Psychology-Meaning of hugging: from greeting behavior to touching implication’ mencionan que abrazar a una persona por 10 segundos puede conducir a reacciones bioquímicas y fisiológicas en el cuerpo que pueden mejorar significativamente la salud.
En la meditación de abrazos al unirse dos personas, inician una interacción mutua que hace crecer más la energía que tienen. Este movimiento energético desintoxica física, mental y emocionalmente al cuerpo, permitiendo alejar tensión crónica, patrones de pensamientos negativos, sentimientos sin procesar como miedo, enojo y angustia.
Por ejemplo un abrazo aumenta la producción de Oxytocina en el cuerpo y esta “hormona del amor”(como es llamada), ayuda en la reducción del stress y la ansiedad; además reconstruye la confianza y el amor por uno mismo.
Con los importantes beneficios que tienen los abrazos… ahora sí que toca darlos y recibirlos varias veces todos los días ¿Te apuntas?