La satisfacción y la plenitud son sin duda portadores de buena salud. En este sentido, estar feliz en el trabajo, en las relaciones de amistad o en las familiares puede ser significado de estar menos enfermo o de padecer menos molestias puntuales.
Al contrario de lo que pueda parecer, estar enamorado no es la causa de que desaparezcan los problemas de salud. Así lo señala uno de los editores de la Enciclopedia de las Relaciones Humanas, el doctor Harry Reis. Según él, las etapas más apasionadas del romance no son beneficiosas para la salud, puesto que suele suponer una fuente de estrés, debido a las subidas y bajadas del ánimo.
En cambio, el matrimonio entendido en su concepción más amplia tiene una serie de virtudes, según han determinado en varios puntos del mundo. Por una parte, tiene un impacto en la esperanza de vida, particularmente en hombres, de los que se calcula que viven siete años más de media que los hombres no casados, lo mismo que sucede con los hombres que no fuman respecto a los fumadores. En las mujeres, la diferencia es menor, pero las que están casadas vivirían tres años más que las que no comparten su vida.
Por otro lado, y aunque sea una suposición aventurada, estar en pareja debería significar tener una vida sexual más activa, al menos en aquellas relaciones más satisfactorias. El sexo es un gran ejercicio para la salud, no solo por su actividad física sino porque reduce el estrés, quema calorías, consigue una mayor producción de anticuerpos, fortalece la zona pélvica y mejora el autoestima y, además, tener orgasmos es un alivio natural contra el dolor que supone llenar el cuerpo de oxitocina, la hormona que mejora nuestro bienestar.
Compartir la vida en una relación considerada satisfactoria puede ser bueno para la presión y para evitar gripes y otros virus, ya que desarrollan más anticuerpos, tal y como estudió la Universidad de Warwick en personas mayores de 65 años, de las que se determinó que visitaban menos el hospital si se sentían felizmente casados.
Un estudio norteamericano comparó además el estado de varios voluntarios después del matrimonio en comparación con las etapas posteriores a los divorcios y separaciones, y advirtió que la salud experimenta un proceso de deterioro general, lo mismo que sucede con los matrimonios que no cuajan, y que aparte de no permitir todos los beneficios citados, son perjudiciales para la salud, sobre todo debido a que el estrés, que influye negativamente en el sistema inmunológico, hace que las personas envejezcan de manera acelerada y con problemas de corazón.