A la mayoría de nosotros no nos gusta salir en las fotografías porque no nos gusta ver nuestras propias imperfecciones. No obstante, si se ponen en práctica varios consejos nos daremos cuenta de que posar no duele, y podemos mejorar nuestra imagen en las instantáneas que nos tomen. Ahí van:
- No poses al lado de una persona muy delgada. Y mucho menos si lleváis atuendos parecidos.
- No seas nunca la persona más cercana al objetivo, aparecerás mucho más grande del resto, desvirtuando tu verdadera complexión
- Utiliza todo lo que tengas a mano para ocultar las partes ”salientes” de la anatomía, -y con ”salientes” nos referimos al estómago abultado, entre otras…-.
- Si eres delgado, gira hasta ponerte en paralelo al objetivo. Si eres más bien ancho, lleva una pierna delante para hacer torsionar tu cuerpo hacia la derecha o la izquierda y parecer más delgado.
- No te pongas nervioso ni hagas muecas que no haces habitualmente, pues a veces sonreír en exceso hace que en las imágenes parezcas doliente o asustado.
- En los primeros planos, baja la barbilla hasta llegar a la mitad de la distancia habitual entre ésta y tu cuello.