Tanto si trabajas en un cargo medio como si lo haces por cuenta propia, es muy común sufrir estrés y ansiedad cuando se intenta abarcar más trabajo del que se puede sacar adelante. Es posible que puedas sostener la situación durante unas semanas o meses.
No obstante, existen varios indicios que aluden a que necesitas descargar parte del volumen de trabajo. Quizá, pidiendo a tu compañía que te facilite un ayudante o contratándolo tu mismo. A continuación te detallamos cuáles son los síntomas más claros de la sobrecarga laboral.
Desciende tu nivel de creatividad: La alta competencia y la celeridad con la que se dan los cambios en el entorno comercial hacen cada vez más difícil la pausa y reflexión necesarias para poder llevar a cabo un buen trabajo creativo. Si es tu caso, un ayudante puede descargarte de parte de tu trabajo para que encuentres tiempo para mejorar tu fertilidad mental
Te sientes sobrepasado: Si mientras estás haciendo una tarea tienes otra en mente, es posible que ninguna de las dos acabe bien hecha. Para solventarlo, un ayudante puede quitarte el trabajo más rutinario y así podrás dedicarte al que te demanda más aptitudes.
Te es difícil prestar atención a los detalles: Hacer un buen trabajo no sólo es completarlo a tiempo, sino que quede lo más acertado posible en sus términos. Trabajar bajo presión normalmente provoca una menor atención por los pequeños matices, lo que puede provocar un resultado incompleto.
Te faltan horas en el día: Está claro que el trabajo nunca se acaba, pero pasar más horas de tu jornada laboral intentando sacarlo adelante sin haber perdido tiempo durante la misma es síntoma de que tienes demasiado trabajo, y por ende, de que un asistente personal podría ayudarte muchísimo.