Robin Williams se quitó la vida en agosto del 2014 en su mansión de California, suceso que sorprendió al público y a la industria del cine.
Esta es la primera vez que Susan Schneider, viuda de Robin Williams, concede una entrevista después de la muerte del actor, contó a la revista People que una noche antes de que se quitara la vida lo encontró tranquilo en su dormitorio con un iPad en la mano y le dijo buenas noches mi amor, frase que tomó como una buena señal y fue también la última que le escuchó decir.
Horas más tarde, un asistente lo encontró asfixiado con un cinturón alrededor del cuello y cortes en las muñecas.
Enseguida de darse a conocer la tragedia, se informó que el actor padecía una severa depresión y que esta podía ser la razón por la cual se suicidó; sin embargo, su esposa desmiente esta versión.
Schneider contó que Williams no sólo sufría de Parkinson, también tenía demencia con cuerpos de Lewy (DCL), una enfermedad neurodegenerativa difícil de detectar que lleva a un declive en las habilidades de pensamiento y razonamiento. “Experimentó ataques de ansiedad que lo paralizaban. Una vez, calculó mal al cerrar una puerta y acabó con la cabeza ensangrentada. Era incapaz de decir qué le había pasado”, relató.
Para mayo de 2014, sufría de rigidez, depresión, inestabilidad al caminar y comenzaba a perder las cualidades de su voz, señaló. “Un minuto estaba completamente lúcido y cinco minutos después decía algo que no correspondía”, recordó.
“Su equipo de médicos no pudo identificar qué le pasaba hasta que le realizaron la autopsia”, añadió.
El actor era consciente de que estaba perdiendo la cabeza y trataban de sobrellevar la situación pero el último mes todo se desmoronaba “Vivíamos una pesadilla”.
Dijo que “no lo culpa por haberse suicidado” y que fue “el mejor amor que haya soñado”.