El príncipe Enrique de Inglaterra llegó el sábado a Nueva Zelanda para una visita de una semana y pronto comenzó a hablar de las proezas del país en rugby, saludando al modo tradicional nariz con nariz a líderes indígenas maoríes y riéndose de las propuestas de matrimonio que recibe.
Enrique fue recibido por el primer ministro, John Key, y por otros altos cargos cuando su avión aterrizó en Wellington en un soleado y tranquilo día de otoño. Vestido con un traje azul, el heredero británico se paró para saludar a los seguidores que lo vitoreaban al inicio de su primera visita a la nación del Pacífico sur de 4,5 millones de habitantes.
Desde el aeropuerto viajó a la Casa del Gobierno para una recepción oficial. Saludó a líderes indígenas maoríes con el “hongi” un saludo tradicional que consiste en juntar las narices y se reunió con representantes militares. También habló con escolares, fingiendo sorpresa cuando algunos le contaron que no jugaban al rugby.
“Pensé que estarían obligados a jugar al rugby”, dijo. “Es por eso por lo que tienen un equipo de rugby tan bueno, ¿no?”.
Está previsto que Enrique asista a un partido de rugby más tarde el sábado entre los Huracanes de Wellington y los Tiburones de Durban, en Sudáfrica. El príncipe habló también de fútbol, diciendo a los chicos que casi todos los miembros de la familia real son seguidores del Arsenal.
Una niña le dio una tarjeta para su sobrina, la recién nacida princesa Carlota, que el heredero guardó en un bolsillo de su traje y prometió entregar. El nacimiento de Carlota la semana pasada hizo que el nieto de la reina Isabel II cayese al quinto puesto en la línea de sucesión al trono.
Después viajó al National War Memorial donde depositó una ofrenda floral a los pies de una estatua y colocó helechos del país en la Tumba al Soldado Desconocido para honrar a los muertos en el conflicto.