Juan Pablo Galavis junto a Nikki Ferrell llegaron a Atlantic City durante el fin de semana, pero no les fue muy bien.
La pareja tenía programada una participación en una discoteca, al llegar, fueron recibidos entre aplausos y abucheos.
Cuando Galavis se dispuso a tomar el micrófono para animar la fiesta muchas personas le gritaron y aventaron latas y vasos.
La pareja estaba situada en una mesa, pero para los organizadores del evento no les pareció lo suficiente segura por el trato que estaban recibiendo y los enviaron a una habitación privada.