La trágica muerte del cantante Michael Jackson en el año 2009, fue consecuencia directa de la dosis letal de propofol que le fue administrada por su entonces médico personal, Conrad Murray, pero al parecer hay mucho más.
Unas polémicas cartas han puesto en duda si su deceso fue realmente “accidental”. Y aunque, en su momento, ya reveló la profunda preocupación que sentía el artista ante la exigente preparación física que se desprendía de los 50 conciertos de despedida en los que estaba a punto de embarcarse, quedan muchos cabos sueltos.
Uno de sus mejores amigos, el empresario alemán Michael Jacobshagen, se ha propuesto sacar a la luz una serie de reveladoras cartas firmadas por el intérprete. A 8 años de su muerte, regresa al ojo del huracán.
En estas cartas, Jackson se desahoga fundamentalmente sobre el estado de ansiedad y agotamiento físico en el que se encuentra, precisamente por las altísimas expectativas que la promotora de los espectáculos, AEG, había depositado en él y en su rendimiento.
Pero no se trataba de una preocupación regular, sino de una honda angustia que incluso le llevó a temer por su integridad física.
“AEG ha puesto una carga demasiado pesada sobre mis hombros y la verdad es que tengo un mal presentimiento acerca de todo esto. Estoy asustado por mi vida, por favor llama a Joseph mañana”, es lo que dice una de las cartas que el Rey del Pop hizo llegar a Jacobshagen.
En ella, requería urgentemente la asistencia de su padre, Joseph Joe Jackson. Su inuición no falló. Jacobshagen contó que tenía numerosas cartas de Michael Jackson, y que las más recientes databan precisamente de 2009, poco antes de su trágica muerte.
Según Jacobshagen esta información servirá para desenmascarar a todos aquellos que, de un modo u otro, son responsables de la caída del gran mito del mundo del pop. Parece que esta historia aún no tiene punto final.
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