El creador de “Mad Men” Matthew Weiner prometió un final “dramático y apropiado” y lo cumplió.
Su drama situado en el mundo de la publicidad de Nueva York en la década de 1960 concluyó tras siete temporadas el domingo por la noche en AMC con un desenlace que seguramente dejó a sus fieles seguidores satisfechos incluso aunque le decían adiós con dolor a la serie.
Advertencia, a continuación algunos detalles de lo que pasó en el último capítulo.
“Han pasado muchas cosas“, dice Don Draper (el protagonista de la serie interpretado por Jon Hamm) a Stephanie, una mujer de su pasado, tras la odisea que lo lleva de Nueva York a la casa de ella en Los Angeles.
Se encuentra afectado después de que su hija Sally le dijera en Nueva York que su madre, la ex de Don, está muriendo de cáncer de pulmón.
Don le llama a Betty (January Jones), y le dice que se quedará con sus tres hijos si ella muere. Ella lo rechaza, le contesta que quiere que vivan con su hermano y con su esposa.
“Por favor no dejes que tu orgullo interfiera con mi voluntad“, dijo fríamente. “Quiero que las cosas sigan lo más normal posible y que tu no estés ahí es parte de eso”.
Stephanie está igualmente en problemas, pero ella también rechaza la ayuda de Don.
“Mad Men” siguió el paso de Draper por los 1960 con su identidad como un publicista exitoso y carismático pero atormentado en su interior. El final de la serie también marca el final de esa fase en su vida. Y parece que tras años de correr y cambiar de identidad realmente se ha quedado fuera de cualquier relación importante.
Mientras tanto Pete (Vincent Kartheiser) y la esposa de la que se separó volvieron a juntarse y cambiaron a una nueva vida con su flamante empleo en Wichita, Kansas.
Roger (John Slattery) le da una tercera oportunidad al amor y se casa con la madre de la segunda exesposa de Don, Marie.
Joan (Christina Hendricks) se da cuenta de que no lo puede tener todo. Su nuevo hombre, Richard, un jubilado rico que la adora, no acepta que ella quiera iniciar una nueva empresa, una productora de cine. Quiere que esté sólo para él y se separan por segunda vez, aparentemente de manera definitiva. Joan se queda como una mujer independiente.
Peggy (Elisabeth Moss) se adapta a su nuevo empleo, la enorme agencia de publicidad McCann-Erickson donde ella y Stan (Jay R. Ferguson), su director de arte y colega con quien ha trabajado y peleado por años, se dan cuenta finalmente de lo que todos los espectadores han sospechado: están enamorados.
Desde su comienzo hasta el final del domingo, 92 episodios después, “Mad Men” fue una serie que al igual que todas las buenas series ayudó a crecer a la televisión. Se mantuvo como lo máximo incluso aunque Don Draper nunca lo fue.