El pintor venezolano Pedro León Zapata, cuyas caricaturas se convirtieron en parte indispensable de las páginas de opinión de muchos diarios venezolanos, falleció. Tenía 85 años.
Zapata murió la madrugada del viernes en Caracas, confirmó su esposa, Mara Comerlati, en declaraciones al diario local El Nacional. Las causas del deceso no se informaron.
“Falleció dormido como tienen que fallecer los grandes hombres“, expresó el músico Miguel Delgado Estévez, amigo del caricaturista, a la emisora Union Radio.
Considerado por los expertos como uno de los artistas plásticos más reconocido de fines del siglo XX y principios del XXI en Venezuela, Zapata nació el 27 de febrero de 1929 en la población sur occidental de La Grita, estado Táchira, pero decía que era caraqueño de corazón y que no se imaginaba viviendo en ninguna otra ciudad. Fue también escritor de teatro, humorista, locutor y profesor en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela y de la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas, principales instituciones de arte en el país.
Un personaje muy ubicuo, parecía conocer a todo el mundo. Fue amigo y discípulo del pintor mexicano Diego Rivera, quien con sus murales de corte social y revolucionario se erigió como el máximo intérprete pictórico de las luchas sociales del pueblo mexicano, acompañada de una técnica pictórica y creativa considerada única.
“De Diego aprendí técnicas de muralismo y recibí clases de composición. Su obra y estilo de vida, claro está del brazo de la eternamente surrealista Frida Kahlo, me marcó para siempre”, dijo Zapata en una entrevista.
“Difícilmente al compartir la cotidianidad de Diego y Frida, quienes sin duda vivían al límite de la realidad, este servidor podía por extensión ser tomado en serio”, comentó. “Un Zapata en serio nunca existió”, ni siquiera cuando se postuló para la presidencia en 1988, agregó.
Pese a su postura irreverente, siempre se reveló como un artista para nada frívolo que supo interpretar con genialidad la crónica de su pueblo, pero en caricaturas.
En el diarismo experimentó las diversas formas de expresión gráfica, y de allí surgió ese espacio de realismo caricaturizado y artístico llamado “Zapatazos”, una publicación diaria que con trazos limpios pusieron en el papel la más cruda, dolorosa y a veces inusitada realidad venezolana.
Sus singulares caricaturas en el diario El Nacional, uno de los principales del país, le merecieron en 1967 el Premio Nacional de Periodismo. Se publicaron ininterrumpidamente en ese diario desde el 21 de enero de 1965.
La edición de este viernes trae la última: un hombre esqueléticamente delgado con una mujer cargando a un niño. El comentario de “Zapatazos”, como se conocen sus caricaturas, dice: “Lo que pasa es que aquí no tienen la calidad de vida la calidad debida”.
Zapata era un abierto crítico del gobierno.
“La caricatura permite expresarse con absoluta libertad. ¿Cuál es el resultado de esa libertad? Un mayor placer para el que ejerce el dibujo”, dijo a la AP en una entrevista en el 2003.
En 1980 le fue otorgado el Premio Nacional de Artes Plásticas.
Sus obras son muy cotizadas en el mercado venezolano. Pero Zapata tenía entre sus más preciadas creaciones el mural “Conductores de Venezuela”, plasmado en uno de los muros de la Universidad Central de Venezuela, la mayor y más antigua del país.
“Este mural es uno de los más amplios de la América Latina, pero no por grande y sí por la honra de permitir a este pintor de brocha gorda darle un poco de color a la universidad de mis amores, dijo. “Este mural se adueñó de mi corazón”.
El 22 de mayo de 2008 fue intervenido del corazón. Desde entonces, su ausencia en público fue notoria.
Además de sus dos hijos con Comerlati, Zapata deja tres hijos de un matrimonio anterior.