La FIFA se rindió con su plan de que sean 48 países los participantes en la Copa Mundial de fútbol, en su lugar solo jugarán 32 selecciones.
Gianni Infantino, presidente de la Federación, era quien planeaba agrandar el primer mundial del Medio Oriente; sin embargo, la crisis diplomática en la región y las demandas de los futbolistas se lo impidió.
En marzo se autorizó que Infantino consultara con Qatar para sondear la posibilidad de añadir a al menos otro país en la región para albergar 16 partidos adicionales.
Un informe había señalado que Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Arabia Saudita no podrían ser coanitriones; esto a menos que desapareciera el bloqueo económico y de viajes a Qatar impuesto hace dos años.
Esto fue lo que orilló a la Federación a reconocer que no tendrían tiempo para esperar que un país esté en condiciones de escenificar más partidos.