OJ Simpson, de 70 años, cumplía una condena de 9 y 33 años después de que fuera declarado culpable en 2008 por secuestrar y robar con armas (además de otros delitos) a varios coleccionistas de objetos deportivos en un hotel en Las Vegas.
En su momento justificó los hechos afirmando que su intención era recuperar objetos personales robados, pero el jurado no creyó en su versión.
El jugador no estuvo presente en la audiencia, sino que se comunicó por videoconferencia con el panel que evaluaba su liberación de la cárcel Lovelock, situada en el condado de Pershing, Nevada.
Explicó nuevamente lo sucedido en Las Vegas y negó haber amenazado a las víctimas del caso. “No le he sacado nunca un arma a nadie”, se defendió. Además, afirmó que no sabía que los otros cinco hombres que estaban con él iban armados.
En todo caso, sostuvo que “soy responsable completamente” por lo que pasó. Simpson dijo estar arrepentido y sostuvo que “si lo hubiera pensado mejor entonces, nada de eso habría sucedido”.
“He cumplido el tiempo de mi sentencia”, afirmó y prometió que cumplirá todos los requisitos que la Comisión le impuso.
En su intervención, que duró aproximadamente 45 minutos, explicó también que ha realizado un curso de “alternativa a la violencia” y reconoció que no había seguido un programa de desintoxicación del alcohol porque, según afirmó, “no tiene ese problema”.
“Nadie sabe realmente por todo lo que hemos pasado”, sostuvo entre suspiros Arnelle Simpson, hija del exjugador, en una intervención antes de la decisión final. Arnelle defendió a su padre afirmando que simplemente “tomó las decisiones incorrectas”.
O.J. Simpson, el preso más famoso de Estados Unidos, estará libre de nuevo.