Inadmisible
Inadmisible. Inaceptable. Intolerable.
El Real Madrid de futbol femenino es parte de la institución más exitosa de la historia en todos los deportes. Recientemente la agencia Deloitte lo reconoció como el club de futbol con más ingresos en 2024, superando los 1,000 millones de Euros. Cifra que hasta para leerla resulta ensordecedor.
No es poca cosa ser la institución que más revenue tuvo durante un año. El dinero manda —mucho más de lo que quisiéramos— para formar y forjar equipos competitivos que temporada tras temporada aspiren a todos los títulos.
En el futbol de varones la máxima ambición cada temporada es conquistar la Champions. Por eso el Real Madrid es el único club que tiene 15 Copas de Europa. Se dice rápido, sin embargo los otros tres clubes con más Copas son: Milán con 7, Liverpool tiene 6 al igual que Bayern.
Hay equipos como el Atlético de Madrid que jamás la han ganado. Por eso la relevancia de las 15 del Madrid. Tener 5 o menos de 5 es poca cosa, es casi nula su trascendencia porque significa que el Real Madrid tiene 3 veces más. Sí, Real Madrid tiene tres veces más Champions que el FC Barcelona. Hay que decirlo con todas sus letras.
Pero…
Inadmisible
El equipo femenino del Real Madrid ha ido de fracaso en fracaso. Y no es sólo por perder todos los clásicos que han disputado ni porque les hayan encajado más de 50 goles en más de una decena de encuentros.
Es inadmisible y muy cuestionable que una institución como el Real Madrid donde ya hemos ponderado sus triunfos: deportivos, económicos, financieros, etcétera, tenga un equipo de futbol femenino repleto de fracasos.
Más allá de lo deportivo, en sí, el proyecto es un sinvivir. El proyecto ha ido entre una decepción, derrotas y fiascos que tal parece que el equipo solo es un naufragio. O quizá un capricho.
Es muy cuestionable que tras cinco años del equipo de mujeres, no se hayan tomado las acciones necesarias para tener una rama exitosa. Porque ya es tiempo.
Inaceptable e intolerable
Perder es parte del éxito. Sí, muy virtuosa la frase si hablásemos solo de las formas o los porqué, pero la sustancia va más allá de lo permisible. Por eso es inadmisible que desde la Presidencia del equipo no se hayan tomado decisiones en pro del equipo. Porque tal parece que no.
El futbol femenino es un ente que ya es muy bien remunerado, claro, debe ser bien gestionado con los matices propios de ser un deporte de mujeres. Vaya acepción, pareciera que está implícita la aseveración, pero no.
Por doquier leemos, “Hay que construir un equipo ganador“, sí. “Hay que invertir”, sí. “Hay que soltar los ‘billetazos‘”. También sí.
Pero antes de todo eso, los equipos deportivos femeninos requieren:
- Una gestión 100% enfocada a un equipo femenil. Aún no sucede.
- El conocimiento de las gestión pero además de las aristas que conlleva un equipo de mujeres. Las diferencias son enormes, propias de cada género.
- La Dirección general y Dirección Deportiva con la experiencia, preparación y control en la toma de decisiones hacia el interior, gestión y administración del equipo femíneo.
- Y a partir de esto, la construcción de un conjunto que esté orientado al éxito deportivo pero también financiero, de merchandising, a una administración trascendente donde prioricen a las futbolistas con todas su necesidades. A la afición. Y por supuesto los resultados.
No es sólo la inversión de recursos económicos. Sino también la inversión en la gestión de una entidad deportiva autónoma. Donde los ejes tengan la suficiente experiencia, conocimientos y el amplio espectro donde visualicen que son parte de la entidad deportiva más exitosa en el siglo XX y en este siglo.
Va más allá de “sentir los colores”, “sudar la camiseta”, “dejarse el alma”, “no manchar el escudo”. Todo esto es real, pero demasiado romántico para una era en donde los tropiezos de subrayan y los aciertos llegan a cuentagotas. Las ambiciones deben ser claras más allá de lo loable y de los sentimientos.
¿Destinadas al éxito?
¿El equipo de futbol femenino está destinado al éxito? Sí, absolutamente sí. Lo que hay que considerar y tomar mucho en cuenta es que la afición, aunque por ahora es muy poca, tampoco luce con mucha paciencia.
Y es normal, el Real Madrid es sinónimo de trofeos, triunfos, galardones y victorias es la consecución de décadas, mas de un siglo de trabajo muy arduo y enfocado donde también han habido pasajes de fracasos, incertidumbre y adversidades.
La exigencia junto con la ambición deben ser un derrotero que pueda darle la vuelta a este torrente de fracasos que demandan mucha atención de toda la institución. No solo de poner el escudo o de cuestionar qué jugadora sí lloró o no en la enésima derrota del clásico, no seamos tan básicos en nuestras opiniones.
También toca ser mejores aficionados y aficionadas.