La insulina es una hormona producida por el páncreas para ayudar a que el azúcar proveniente de los alimentos pueda entrar a las células y brindar energía al cuerpo.
Algunas personas suelen llegar a presentar resistencia a la insulina, es decir, que los tejidos tienen una inadecuada captación de la glucosa dependiente de insulina.
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La consecuencia de esto es que, con el tiempo, los niveles de azúcar en la sangre aumenta y se genera una sobreproducción pancreática de insulina.
Esta insulina no funciona bien y las células necesitan cada vez más esta hormona para que el azúcar en la sangre suba y la energía en las células baje.
Aunque el páncreas continúe produciendo insulina el cuerpo no responde como debería. Es entonces cuando los niveles de azúcar en la sangre aumentan y desarrolla enfermedades como la diabetes.
Esto puede deberse a diversos factores, como tener antecedentes familiares; la obesidad o el estilo de vida sedentario también pueden fomentar esta afectación.
Algo que suma peligrosidad a esto es que no suele presentar síntomas, por lo que suele detectarse hasta que los niveles de azúcar son altos.
Por ello, si se tiene algún factor de riesgo es importante acudir con el médico regularmente y cambiar el estilo de vida que pueda fomentarlo.