Durante mucho tiempo la industria de la alimentación asegura que no hay mejor sustituto que los endulzantes artificiales, pero existe una oscura realidad tras ellos.
Con la fiebre de la comida sana y la dieta balanceada hay mil productos que ofrecen la que parece ser la mejor opción en alimentación. ¿Pero qué hay de cierto detrás de esos químicos?
Un ejemplo es el de los endulzantes artificiales que ya se encuentran en casi todos los productos: té, café, lácteos, gomas de mascar, helados y otros tantos alimentos más.
Aunque se han hecho muy populares, también existen investigaciones que demuestran que detrás de los endulzantes artificiales hay problemas reales para la salud.
De acuerdo con el medio Nutrition Journal hay al menos 6 factores delicados al consumirlos, que te compartimos a continuación.
Así es como los endulzantes ponen en riesgo tu vida…
-Diabetes
De acuerdo con estudios se ha encontrado relación entre el consumo de los endulzantes artificiales y el desarrollo temprano de diabetes en mujeres jóvenes.
-Dolores de cabeza
Al respecto, se encontró que a 3 de cada cinco personas que consumen este tipo de endulzante tienen severos dolores de cabeza.
-Salud mental
La sacarina y otros compuestos utilizados en estos endulzantes pueden detonar síntomas más notorios en las personas con depresión y otros padecimientos mentales como esquizofrenia y bipolaridad, de acuerdo con Psychology Today.
-Aumento de peso
Aunque estos endulzantes se recomiendan para bajar de peso o cuidar una dieta, existen evidencias que para el cuerpo resulta mejor consumir azúcar en medidas muy bajas, en lugar de usar cosas elaboradas en un laboratorio.
-Dañan la dentadura
De acuerdo con estudios publicados en el diario Nutrition Journal, se encontró evidencia de que al beber bedidas endulzadas de forma artificial, la saliva de la gente se acidifica, lo que hace más propensos los dientes a padecer caries.
-Hambre
Al menos 6 de cada 10 personas arrojaron un resultado preocupante: al consumir endulzantes artificiales tuvieron episodios de hambre más intensa que la persona que consume azúcar normal.