Artabán sería quien partió junto a los tres reyes conocidos, pero que no llegó a su destino
Cada cinco de enero millones de niños y niñas al rededor del mundo descansan con la esperanza de encontrar regalos por parte de los Reyes Magos, así como lo marca la historia y su tradición, pero, ¿Había un cuarto Rey Mago?
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La tradición del Dia de Reyes tiene su origen en el nacimiento del hijo de Dios. La religión católica plantea que, después de peregrinar durante días, San José y la Virgen María se establecieron en medio de un pobre pesebre para dar a luz a su hijo, el niño Jesús, mismo que recibió la visita de tres misteriosos hombres que le ofrendaron diversos regalos.
Melchor, Gaspar y Baltazar viajaron para presenciar el nacimiento de quien sería el ‘Rey de los judíos‘; guiados por la estrella de Belén y a bordo de un caballo, un camello y un elefante, los tres hombres encontraron al recién nacido entre la paja y los animales del pesebre mismo lugar en donde le obsequiaron mirra, oro e incienso.
Sin embargo, la versión “oficial“ apunta a que únicamente fueron tres Reyes Magos los que acudieron a visitar al recién nacido, un relato del siglo XIX escrito por el teólogo Henry Van Dyke cuenta la historia de Artabán, el cuarto Rey Mago del que poco se habla, ya que no logró llegar a la ubicación del niño Jesús.
De acuerdo a la leyenda, Artabán era un hombre con barba larga y ojos nobles y profundos que vivía en el monte Uchita; poseía el don de enterarse de los más importantes acontecimientos de la época gracias a un oráculo, mismo que le avisó sobre la llegada de un gran ser de luz que traería perdón y rendición a todos los pecados de la humanidad.
Por medio de una carta, Melchor, Gaspar y Baltazar avisaron a Artabán la buena nueva y lo invitaron a emprender el viaje que los llevaría a conocer al mesías. Fue así como los cuatro Reyes Magos se dieron cita en el poblado de Borsippa para comenzar su travesía siempre guiados por el astro de luz resplandeciente.
Artabán tenía planeado obsequiarle al recién nacido piedras preciosas entre las que destacan diamantes, jades y rubíes; aunque ninguno de ellos tomó en cuenta los problemas que presentaría el camino, algunos que le impedirían llegar a la ubicación del niño Jesús.
Antes de llegar a Borsippa, Artabán tropezó con un hombre que había sido robado y golpeado, sin dudarlo bajó de su caballo a brindarle ayuda e incluso le obsequió un diamante para ayudarle a recuperarse del trágico suceso.
Él seguiría su camino hasta encontrarse con los otros tres Reyes Magos, sin embargo, no encontró a nadie en el lugar, pero sí una nota de aviso en la que le mencionaron que no podían esperar más y que habían emprendido el viaje.
Esta situación no detuvo al cuarto Rey Mago, quien estaba decidido a conocer al hijo de Dios, así que continuó solo. La noticia del nacimiento de Jesús ya se había extendido por todos los rincones, llegando hasta los oídos del Rey Herodes quien, cegado de ambición por el poder, mandó a matar a todos los menores de dos años que se encontraban en la región.
Para proteger a su hijo, San José y la Virgen María no se quedaron más tiempo en Belén y emprendieron un viaje hacia Egipto para ocultar al recién nacido, por ello, cuando Artabán por fin llegó al pesebre, no encontró a nadie.
Aún así, no paró en el intento y siguió la pista del paradero de José y María; sin embargo, en el camino se encontró con un soldado que estaba a punto de asesinar a un infante por órdenes de Herodes y para detenerlo le ofreció el rubí que planeaba obsequiar al niño Jesús. Para su mala suerte, el jefe del soldado se percató de la acción y mandó a Artabán a prisión, lugar en el que permaneció por 33 años.
Solo pudo presenciar la crucifixión del mesías al salir de prisión, pero nunca le pudo obsequiar los regalos que tenía destinados para él.
Decepcionado por no haber cumplido con su objetivo, se sentó junto a una casa y pidió perdón a Jesús por no haber podido entregarle sus obsequios. Después de la muerte del hijo de Dios la tierra tembló fuertemente y una roca cayó en la cabeza del Rey Mago, la leyenda cuenta que antes de perecer escuchó una voz que le dijo: “Todo lo que hiciste por los demás lo has hecho por mí, pero hoy estarás conmigo en el reino de los cielos”.
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Autor: I.S. con información de Infobae