El acuerdo de General Motors para pagar una multa federal de 35 millones de dólares por ocultar defectos en los interruptores de arranque de vehículos pequeños y para conceder mayor supervisión en sus procedimientos de seguridad al gobierno cierra un capítulo en la novela de retiros de la compañía pero dista de haber concluido.
Además de aceptar el pago de la sanción la más cuantiosa que ha impuesto la Administración Nacional de Seguridad en las Carreteras GM reconoció que infringió la ley al no comunicar de inmediato a las autoridades los problemas detectados en los vehículos.
El fabricante automovilístico acordó que informará con mucho mayor rapidez de los problemas de seguridad, pues apenas comenzó a solicitar en febrero la devolución de 2,6 millones de vehículos pequeños para hacerles reparaciones, más de una década después de que los ingenieros detectaran las fallas en los interruptores.
Los interruptores en los vehículos pequeños de modelos más antiguos como el Chevrolet Cobalt y el Saturn Ion pueden zafarse de la posición de encendido y apagar los motores de los vehículos. Debido a este problema se anulan la dirección asistida y los frenos, y los conductores pueden perder el control de la unidad. También se desactivan las bolsas de aire.
General Motors afirma que al menos 13 personas perdieron la vida en accidentes relacionados con el defecto, aunque los abogados que demandaron a la compañía aseguran que la cifra de fallecidos es de al menos 53.
La empresa automovilística enfrenta problemas tanto en el corto como en el largo plazo relacionados con los retiros de vehículos para hacerles reparaciones.