El Cavallino Rampante de Ferrari es uno de los logotipos más emblemáticos de la historia automotriz. Su peso en el ámbito estético y comercial es incalculable y los artículos que lo poseen adquieren gran valor en sus respectivos mercados.
De la historia del logotipo de Ferrari se podría hacer fácilmente una película en el que el amor y la guerra serían los temas principales. Para entender los inicios de este emblema debemos remontarnos a la Primera Guerra Mundial. Durante el conflicto el conde Francesco Baracca luchaba en su avión que fue derribado, el aeroplano llevaba pintado un caballo en el fuselaje.
Barraca se convirtió en uno de héroes nacionales de Italia luego de salir victorioso en más de 35 duelos a bordo de su avión. Era considerado uno de los pilotos más precisos y despiadados guerreros en el aire. Fue abatido el 19 de junio de 1918.
En 1923 Enzo Ferrari se coronaba como ganador del circuito Savio de Rabena. Luego de esa carrera conoció a la madre de Barraca, la condesa Paolina, quién según historiadores le dijo a Ferrari que usar el caballo en sus autos traería mucha suerte a la empresa.
Seis años después el popular caballo se hizo presenta en las publicaciones, cartas y papeles oficiales. A pesar de esto en los autos seguían apareciendo las hojas de trébol y las autoridades de Alfa Romeo (dueños de los autos) no tenían planes de cambiarlos. Hata que en 1932 se vio por primera vez al Cavallino sobre el carro que salió vencedor en las 24 horas de Spa.
Mientras que para que el logotipo apareciera en la parrilla del radiador de un Ferrari nos debemos remontar a 1959.