Los alcoholímetros son capaces de detectar la tasa de alcohol por aire expirado, pero si el conductor está bajo el efecto de estupefacientes como la marihuana, pasaría desapercibido por la prueba.
Bajo esta premisa, y concienciado de la relación directa que guardan los accidentes de tráfico con el consumo de alcohol y drogas, Krishna Reddy, un joven de 13 años de Texas (Estados Unidos), comenzó a investigar los efectos de dicha sustancia a partir de algo imposible de camuflar: la dilatación del pupila del ojo humano.
El aparato, que tiene en cuenta la dilatación de las pupilas, las cuales se hacen más amplias por el consumo de drogas, es capaz de detectar cuándo un conductor está bajo los efectos de éstas o del alcohol.
Ha sido presentado a la competición anual estadounidense para ver quiénes son los mejores jóvenes científicos del país y, de momento, Reddy es uno de los 10 finalistas para hacerse con el premio.
Según explica Business Insider, el chico ha sido capaz de construir este aparato solo con tres cosas: una linterna, una cámara digital y un rollo de papel higiénico.
El funcionamiento es también muy simple: la linterna se introduce en el tubo de papel, de forma que la luz que provoca es dirigida directamente a la pupila mientras que la cámara graba la contracción. Una vez recogida la información, ésta pasa por un software de reconocimiento que mide el efecto y que también ha sido desarrollado por el propio Reddy. De esta forma, se puede saber si el conductor está capacitado para hacerse con el volante o si, por el contrario, es mejor que posponga su viaje.
Reddy afirma en su candidatura en la página del concurso que sentía la necesidad de crear un aparato capaz de detectar más y mejor el efecto de las drogas y el alcohol que un simple alcoholímetro para que puedan prevenirse muchos de los accidentes de tráfico.