Juan Gabriel tuvo un regreso triunfal a los escenarios mexicanos y demostró que el talento no es nada si no viene acompañado de carisma, humor y picardía contagiosa.
Puede que una neumonía lo haya llevado el año pasado a cancelar parte de su gira, pero en su vuelta el cantautor confirmó que sólo se puede ser un showman como él cuando se tiene un séquito de seguidores que no son simples espectadores, sino cómplices.
“Los veo y no lo creo”, dijo el cantante la noche del viernes al arrancar su concierto en el Auditorio Nacional de la capital mexicana, donde ofrecerá otras 11 presentaciones. “Quiero pedir permiso para cantar todo lo que yo quiero ¡Viva México!“, agregó. Recibió como respuesta una ovación de pie por parte de los 10.000 asistentes a la presentación.
Acompañado de 12 músicos y ocho coristas, el llamado “Divo de Juárez” no escatimó en agradecer a los asistentes, en su mayoría adultos, por el apoyo que recibió cuando en 2014 suspendió una gira por motivos de salud.
“Si estoy aquí es gracias a sus pensamientos y oraciones, los sentí en mi corazón y pensamientos. Les deseo salud y larga vida“, expresó. “Yo siempre veo el mismo público, pero ustedes si van a ver a otros artistas”, bromeó al inicio de la velada poco convencional.
Se extendió por cuatro horas. Hubo tintes de humor, aun en temas desgarradores como “Amor eterno”, “Así fue” e “Inocente pobre amigo”
Mientras en cualquier otro concierto los momentos en que el público se pone de pie son contados, en el universo de Juan Gabriel sucede lo contrario. Gracias a su empatía y dominio del escenario, el ánimo nunca mermó entre los asistentes, con quienes el intérprete interactuó constantemente, como cuando tomó unas cinco hojas de papel que contenían una lista de “canciones que no fueron tan famosas” pero que el público coreaba.
O cuando preguntaba en las primeras filas los temas que deseaban escuchar. “Ojalá todo estuviera ensayado, pero aquí vamos como ha ido mi vida”, agregó entre risas el cantante de 65 años.
“Juanga” también trajo algunas sorpresas, como cuando compartió escenario con la soprano Bárbara Padilla y el español David Bisbal, con quien interpretó el clásico “yo no nací para amar” o cuando ofreció una versión urbana de su canción “No tengo dinero”, acompañado del trío Zona Prieta.
“¿Dónde está la juventud?”, preguntó mientras se movía con uno de sus simpáticos pasos de baile, que en ocasiones lo dejaban sin aliento.
Con una trayectoria de casi medio siglo, Juan Gabriel es uno de los cantautores contemporáneos mexicanos más prolíficos y un verdadero hombre del espectáculo que tiene una maestría única para desprender aplausos con sus interpretaciones dramáticas o sus comentarios simpáticos.
“Me gusta provocarlos porque ustedes siempre me han provocado”, expresó. Y lo supo hacer, particularmente cuando un mariachi de 18 integrantes irrumpió en el escenario para ofrecer temas como “Pero qué necesidad”, “Te voy a olvidar” y “Tu abandono”, que ocasionaron que muchos asistentes se arremolinaran para intentar obtener una “selfie” con el cantante de fondo.
Al interpretar el “Noa Noa” convirtió el recinto en un verdadero centro de baile, pero el momento más emotivo llegó con la reacción de una anciana que, al escuchar “Hasta que te conocí”, fue ayudada para acercarse al cantante, quien al verla no escatimó en cantarle al oído, darle un beso, bailar con ella e incluso prestarle el micrófono.
Juan Gabriel ratificó por qué en 45 años de trayectoria se ha convertido en uno de los consentidos. Su secreto supera gustos musicales y clases sociales: simplemente hace magia y contagia.