Dos integrantes de la banda punk rusa Pussy Riot acudieron al Capitolio el martes y le solicitaron a los legisladores que añadan a 16 funcionarios a la lista de violadores a los derechos humanos en Rusia que enfrentan sanciones estadounidenses.
Ante una multitud de cámaras y reporteros, las mujeres Nadezhda Tolokonikova y María Alejina dijeron que las violaciones a los derechos humanos cometidas por el presidente ruso Vladimir Putin están dañando a ese país.
“Putin no está conduciendo a Rusia hacia la estabilidad, sino a la inestabilidad total y el caos“, afirmó Tolokonikova, auxiliada por un intérprete.
Ambas fueron arrestadas en 2012 después de una actuación cargada de obscenidades en la que criticaban a Putin dentro de la principal catedral de Moscú. Pasaron casi dos años en la cárcel, pero desde su liberación han seguido denunciando la falta de libertad en Rusia y las duras estrategias que aplica el gobierno contra los opositores.
Las mujeres indicaron que el Kremlin ha reanudado las violaciones a los derechos humanos de los prisioneros, incluido el uso de tratamiento psiquiátrico obligatorio para algunos. Dijeron esperar que la presión pública obligue a detener dichos abusos.
“El silencio es lo más peligroso para un prisionero político“, afirmó Tolokonikova.
Ambas se reunieron durante media hora con los legisladores, que posteriormente las elogiaron como heroínas. En el grupo estaba el senador Ben Cardin, un demócrata que preside la Comisión Helsinki estadounidense, un panel federal que monitorea el respeto a los derechos humanos en decenas de países.