A medida que la crispación política se acrecienta con las protestas callejeras contra el gobierno “bolivariano”, que han dejado 44 muertos y miles de heridos, la economía del país petrolero se resiente y la producción interna sigue estancada.
El presidente Nicolás Maduro acusó a la oposición de desatar la ola de protestas contra su gobierno para obstaculizar la recuperación de la economía, que según él, se materializaría en el primer semestre del año.
Además, todavía sigue en debate el desempeño económico en 2016, debido a la falta de cifras oficiales.
Cálculos independientes señalan que el retroceso económico fue superior a 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y la inflación superó 700 por ciento.
El gobierno intentó en diciembre pasado sacar de circulación, de golpe, el billete de 100 bolívares, entonces el de mayor demanda, pero sin haber recibido la nueva familia de papel moneda mejor adaptada para la inflación.
Debido al caos que se creó, incluyendo el estallido de protestas, el mandatario tuvo que alargar la vida legal del billete cada mes hasta este 20 de mayo, cuando se espera una nueva prórroga.
El gobierno y la banca privada siguen sin concretar el ajuste de los cajeros automáticos para que entreguen los nuevos billetes, que tienen montos de hasta 10 mil y 20 mil bolívares, comparados con la anterior familia, cuyo papel de mayor valor era el de 100 bolívares.
Esta semana Maduro firmó la extensión del Decreto de Estado de Excepción y Emergencia Económica, vigente desde enero de 2016, esta vez asumiendo facultades para adoptar “las medidas urgentes, contundentes, excepcionales y necesarias”.
Entre ellas destacan el “Diseñar y Ejecutar Planes de Seguridad Pública que hagan frente a las acciones desestabilizadoras”.
El decreto faculta a Maduro para restringir garantías constitucionales que siempre fueron el orgullo del gobierno bolivariano.
Las medidas aplicadas con el decreto no muestran resultados tangibles para una mejora económica, después de 16 meses.
El gobierno tampoco ha podido echar a andar un sistema de subastas para determinar una segunda tasa de cambio más realista, dentro del control cambiario que tiene 14 años de vigencia.
Mientras, el control cambiario tiene una tasa irreal de 10 bolívares por dólar y otra de 720 bolívares, que sigue esperando un nuevo sistema de fijación de la paridad.
A la par, el cambio en el mercado negro superó esta semana los cinco mil bolívares por dólar.