México, 29 Oct (Notimex).- Considerado uno de los escritores holandeses de más prestigio y de los más leídos en el mundo, Harry Mulisch es recordado a cinco años de su deceso, como un autor que cultivó su talento en casi todos los géneros literarios y dejó para la posteridad obras como El descubrimiento del cielo.
De acuerdo con sus biógrafos, Mulisch nació en Haarlem, en 1927. Su padre fue un austro-húngaro y su madre una holandesa judía.
Aunque se sabe poco de su infancia, cuentan que durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial trabajó para un banco alemán, y que él y su madre se libraron de ser transportados a un campo de concentración gracias a la colaboración del padre de Mulisch con los nazis.
Mulisch fue criado principalmente por Frieda Falk, la criada de sus padres.
Tusquets, quien edita su obra en México, refiere que fue especialmente sensible ante el holocausto y los excesos de la Segunda Guerra Mundial, y que aunque cultivó con talento casi todos los géneros, sus mayores éxitos los cosechó en el campo de la novela.
Salpicada por sus brillantes y sabias incursiones en la historia, la filosofía, la ciencia y el arte, y aclamada por autores europeos y norteamericanos, su obra, refieren, fue traducido a diversos idiomas y mereció, entre otros premios, el P.C. Hooft, Constantijn Huygens y Nonino, entre otros.
El sitio especializado El país de las palabras recordó que Mulisch es autor también de El atentado, Dos mujeres y El procedimiento, obra en la que expone, mezclando mitos antiguos, hechos históricos, héroes literarios y descubrimientos biológicos y químicos.
La idea de que Dios es sustituido por las tecnologías y es el hombre, quien asume por completo el papel de creador.
En México se ha publicado también Sigfrido (2001, Andanzas 505), su última obra, donde aborda el tema del mal absoluto, encarnado en la figura de Hitler.
Harry Mulisch fue candidato al premio Nobel de Literatura en más de una ocasión y falleció en Ámsterdam, el 30 de octubre del 2010.