TAGUASCO, Cuba (AP) En la provincia cubana todo parece más un día cualquiera que la víspera de la visita del primer papa latinoamericano a la isla.
En las comunidades sobre la carretera central que conecta a toda Cuba de occidente a oriente no hay muestras evidentes de emoción por la visita del papa Francisco, pero sí altas expectativas entre la gente sobre el impacto que su mensaje podría tener para generar cambios, en asuntos como el levantamiento del embargo económico por Washington a la isla hace más de cinco décadas y la reunificación de las familias divididas a ambos lados del estrecho de Florida.
Como parte de una gira que también lo llevará a Estados Unidos, Francisco llega el sábado a Cuba para una visita de cuatro días en la que además de La Habana estará en las ciudades de Holguín y Santiago, en el extremo este de la alargada isla por donde transitaron periodistas de The Associated Press.
Pero en la veintena de comunidades que cruza la única carretera que lleva hacia el oriente no hay demasiadas cosas que destaquen la visita del pontífice, salvo alguno que otro cartel con su imagen y la leyenda de “Bienvenido papa Francisco”.
Aunque por tradición Cuba proviene de una cultura católica traída por los españoles, el mestizaje posterior con africanos generó una religiosidad sincrética, por lo que la iglesia de Roma no es mayoritaria en la isla. Junto a décadas de revolución que promovieron el laicismo, la sociedad cubana también se ha abierto a diversas iglesias evangélicas.
Aun así, hay gente que está lista para ver al papa por televisión o incluso viajar por tren o autobús para asistir a las misas masivas en alguna de las tres ciudades en las que estará.
“Pienso que esta visita nos traiga algo bueno. De hecho, ya hace algunos días le dieron un indulto a los presos comunes”, dijo Marisela Hernández, en Taguasco, una pequeña localidad localizada en una zona de producción cañera y justo a la mitad de la isla.
El gobierno cubano anunció una amnistía a 3.522 presos comunes, una semana antes de la llegada de Francisco.
“Además, él sale para Estados Unidos y hay que saber que el embargo lastima nuestra economía”, añadió Hernández, quien tiene planeado ir en tren hacia La Habana, donde el papa oficiará su primera misa en la Plaza de la Revolución.
Idaimari Pelegrín Durán, cuyo esposo está en la cárcel por cosechar marihuana, tenía esperanza de que él fuera incluido entre los indultados, pero eso no ocurrió. Sin embargo, ella aún confía que el papa pueda ayudar en algo.
“No va a mejor, pero me da fuerza seguir adelante. Me da esperanza que salga mi marido (y) poder continuar una vida normal”, dijo esta mujer que se considera presbiteriana y que planea ver la primera misa del papa por televisión.
Francisco ha jugado un importante papel en el deshielo entre Estados Unidos y Cuba, y el Vaticano ha dicho que espera que eso se traduzca pronto en el retiro del embargo a la isla.
Adelante de Taguasco, en un pequeño altar a la Virgen de la Caridad colocado a un costado de la carretera en el municipio de Majagua, Osmel Morffi dio espacio a un gran cartel con la imagen del papa.
“Hace falta que con el papa haya una mejora en las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos. Son muchos años con este litigio”, dijo Morffi, un obrero rural de 43 años. “Hay muchas familias separadas. Ese bloqueo nos aprieta tanto que hace sufrir al pueblo”, añadió.
Varios kilómetros más adelante de ahí, en la comunidad de Florida, la gente también espera que la presencia y los mensajes del pontífice ayuden a que las familias separadas tras la revolución puedan reencontrarse.
“Tengo mucha esperanza que esta visita del papa sea para el bien de toda la población”, dijo Lisset Vázquez Angel Bello, una empleada en una tienda de 32 años que no ha vuelto a ver desde hace ocho años a uno de sus tíos, quien vive en Florida y que dice es como su padre.
“Tengo también esperanza que nos podamos unir todas las familias cubanas que hay en otros países también”, dijo.
El papa volará el lunes desde La Habana hacia Holguín, donde tiene previsto oficiar una misa. Ese mismo día llegará a Santiago, la segunda mayor ciudad de Cuba, donde el martes también encabezará una ceremonia litúrgica en la Basílica Menor del Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre antes de partir hacia Estados Unidos.
“Es bueno que el papa explique nuestra situación en Estados Unidos, que él vea la clase de pueblo que somos”, dijo María Josefa Daniel, una vendedora de helados de 66 años de La Florida, que como todos en la isla espera que el embargo termine.