El Papa Francisco lanzó un llamado a los responsables sirios y a la comunidad internacional para que callen las armas, se ponga fin a la violencia y a la guerra. Ante más 45 mil personas congregadas en la Plaza de San Pedro, el líder católico recordó que el hermano suyo jesuita, asesinado el lunes en Homs, siempre hizo el bien a todos, gratuitamente y con amor, y por eso era amado y estimado por cristianos y musulmanes.
Reconoció que su brutal asesinato le llenó de profundo dolor y le hizo pensar en la gente que sufre y muere en ese martirizado país, desde hace más de tres años presa de un sanguinario conflicto, que continúa a cosechar muerte y destrucción. Agregó que recuerda a las numerosas personas secuestradas, cristianos y musulmanes, sirios y de otros países, entre los cuales se cuentan obispos y sacerdotes.
Invitó a todos los fieles a unirse en rezos por la paz en Siria y en toda la región del Medio Oriente, además de invocar porque los raptados puedan pronto volver a sus seres queridos, a sus familias y comunidades Se respete el derecho humanitario, se tenga cuidado de la población necesitada de asistencia humanitaria y se llegue a la deseada paz a través del diálogo y la reconciliación, insistió.
Frans van der Lugt fue asesinado el pasado lunes por un comando de hombres armados frente a la residencia de los jesuitas de la ciudad de Homs.