Sin embargo, la Corte anuló la pena a cinco años de inhabilitación para ocupar puestos públicos contra el exjefe del Gobierno de Italia y encargó al Tribunal de Apelaciones de Milán una nueva decisión al respecto.
Luego de una reunión de más de siete horas con los otros integrantes del colegio de magistrados encargados del caso, el presidente de ese cuerpo, Antonio Esposito, anunció el veredicto definitivo, que tiene el sabor de una decisión salomónica, pues por ahora Silvio Berlusconi no deberá renunciar a su escaño en el Parlamento.
Aunque se trata de la primera ocasión en su larga historia judicial que Il Cavaliere enfrenta una condena definitiva e irrevocable, se deberá esperar la nueva decisión del Tribunal de Apelaciones de Milán sobre la inhabilitación para que eventualmente deba abandonar la política.
Asimismo, no está previsto que Berlusconi pise la cárcel tanto por su edad (76 años), como por el hecho de que tres de los cuatro años de condena están cubiertos por la ley del indulto, por lo que podrá pedir el arresto domiciliario o realizar servicios sociales.
De la misma manera, dijeron expertos, la condena a cuatro años de reclusión es definitiva pero no aún ejecutiva y lo será solamente cuando el Tribunal de Apelaciones de Milán haya decidido nuevamente sobre la inhabilitación para ocupar cargos públicos.
El Supremo también confirmó las condenas por fraude fiscal contra los exdirigentes de Mediaset (la televisora de Berlusconi), Daniele Lorenzano y Gabriella Galetto, y contra el productor estadunidense Frank Agrama, considerado el “socio oculto” del expremier en la creación de fondos ilegales desviados al fisco.
El 8 de mayo pasado el Tribunal de Apelaciones de Milán confirmó la sentencia de primera instancia, emitida en octubre de 2012, que condenó a Il Cavaliere a cuatro años de cárcel y a cinco de inhabilitación por evasión fiscal y el desvió a cuentas en el extranjero de al menos siete millones de euros (más de nueve millones de dólares). Según la corte de Apelaciones, Berlusconi habría acumulado unos 280 millones de euros en fondos ilegales (más de 370 millones de dólares). Pero la mayor parte de los delitos de fraude fiscal ya prescribieron y la condena se refiere únicamente a la evasión en la compraventa de derechos televisivos de Mediaset en 2002 y 2003.
En tanto, el titular de la fiscalía de Milán (que sostuvo las acusaciones contra Silvio Berlusconi), Edmondo Bruti Liberati, se limitó a declarar a los medios que “la pena principal es definitiva y aplicable”. El exjefe de gobierno, que desde el martes pasado se encontraba atrincherado en el Palacio Grazioli, su residencia en el centro de Roma, no comentó en un primer momento la sentencia en su contra.
Las calles aledañas al inmueble fueron cerradas con un imponente dispositivo de seguridad ante el temor de protestas, pero al final solamente se congregaron en el lugar unas 15 personas (además de decenas de periodistas de todo el mundo) miembros del autodenominado “ejército de Silvio”.
El exprimer ministro se encontraba acompañado de sus hijos, de su novia Francesca Pascale, de sus colaboradores más estrechos y de sus dos principales abogados, Niccoló Ghedini y Franco Coppi, que la víspera habían pedido al Supremo absolver al imputado.