El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se reunió el lunes con varios de sus aliados en encuentros paralelos a la cumbre internacional del G-7 para abordar los urgentes problemas en Oriente Medio, mientras trataba de convencer a los gobernantes europeos de que mantengan las sanciones contra Rusia tras las nuevas hostilidades en Ucrania.
Obama llegó al último día de la cumbre del Grupo de los Siete presionado por una lista de problemas globales y con pocos indicios de que las democracias industrializadas más grandes del mundo vayan a tomar medidas para resolverlos. El cambio climático y el terrorismo lideraban la agenda oficial del encuentro, pero los líderes también comentaron las agresivas acciones de Rusia en Ucrania, la fecha límite que se acerca para llegar a un acuerdo nuclear con Irán, negociaciones preliminares sobre pactos comerciales y el estancamiento en las negociaciones sobre el rescate internacional de Grecia.
Obama se reunió en privado con el presidente francés, François Hollande y también tenía previsto una consulta con el primer ministro iraquí, Haider al-Abadi. Se esperaba también que el presidente de Estados Unidos se dirigiera a los líderes del G7 en una sesión a puerta cerrada centrada en el terrorismo.