BARCELONA, España (AP) Apenas un día después de conocerse el fallecimiento de la célebre y poderosa agente literaria Carmen Balcells, el gobierno de España emitió un comunicado reclamando los derechos de adquisición sobre su codiciado archivo personal.
El ministerio de cultura nacional había comprado en 2010 gran parte del legado de Balcells, unas 2.000 cajas y 2.500 metros lineales de preciado material privado que ayudaría a comprender la historia de la literatura latinoamericana contemporánea, por el que pagó unos 3,5 millones de dólares.
Pero tras la muerte de la prestigiosa agente el pasado domingo en Barcelona, se afanó el martes a subrayar la existencia de un preacuerdo alcanzado con la apodada “Mamá Grande”, por el que también tendría derecho a hacerse con la biblioteca personal, cartas, fotos, borradores de primeras ediciones y contratos restantes que la catalana recopiló a lo largo de seis décadas de intensa actividad profesional. Lo único pendiente era la firma, aseguró el ente público.
“Tras conocer la pérdida de la agente literaria Carmen Balcells, el ministerio de educación, cultura y Deporte informa que había llegado a un preacuerdo con la misma para la adquisición de su archivo, que tan solo estaba pendiente de ser formalizado”, expuso el ministerio, que argumentó que el material constituiría una fuente principal para el conocimiento de la memoria editorial y literaria contemporánea en lengua española y portuguesa.
El ministerio consideró que “era el expreso deseo de Balcells mantener la integridad de sus fondos en la Administración General del Estado, tras la adquisición de parte de los mismos por el Ministerio de Cultura en 2010”.
Balcells, quien murió a los 85 años de un infarto en su domicilio, fue la principal impulsora del llamado boom latinoamericano gracias a los numerosos y destacados autores que logró reunir bajo su representación, notablemente Gabriel García Márquez, Pablo Neruda, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, José Donoso, Jorge Edwards, Camilo José Cela, Juan Carlos Onetti, Ana María Matute, Julio Cortázar, Álvaro Mutis, Juan Goystisolo, Jaime Gil de Biedma, Isabel Allende y Manuel Vázquez Montalbán.
Creadora de la potente editorial RBA en 1981, peleó desde sus inicios por los intereses de los escritores y puso fin a la cesión obligatoria de los derechos universales y vitalicios de sus obras.
El nuevo material al que aspira el ministerio español, y del que formarían parte los diarios que Balcells escribió desde 1954 y en los que plasmó comentarios sobre sus relaciones personales con escritores y editores, asciende a unos 3.200 metros lineales, y ya habría sido ofertado por la agente leridana, según recordó el lunes el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle.
“Había un compromiso moral asumido por ambas partes para que esos fondos fuesen incorporados al archivo comprado hace cinco años. Era su voluntad que su archivo completo fuese para el Estado”, subrayó el secretario.
Además de posibles intereses privados y del estado español, también se espera que el propio gobierno de Cataluña reclame parte de esos preciados archivos, incluidos algunos de los previamente almacenados en Alcalá de Henares como patrimonio público, y a esos efectos mantendría conversaciones con los herederos de su legado literario y personal.
El martes, mismo día en que Balcells recibió sepultura en su localidad natal de Sante Fe de Segarra, en Lérida, ningún representante de su agencia o familiar emitió respuesta alguna al comunicado estatal.
El fallecimiento de Balcells también deja en el aire el futuro de su agencia, después de que recientemente abandonara la misma Guillem d’Efak-Ferré, teórico sucesor, y de que tampoco prosperara el acuerdo alcanzado en 2014 con el estadounidense Andrew Wylie, considerado el agente literario más importante del mundo, y que hace un mes anunció la creación de The Wylie Agency España.
Aunque se había reportado que Balcells mantuvo contactos para una futura venta de su agencia, algunas voces próximas a la agente también indicaron que su deseo era precisamente el contrario.
“Hablaron (con Wylie) hace un año y medio, pero todo quedó en una carta de intenciones. Tengo informaciones, además de un íntimo convencimiento, de que, en el fondo, nunca quiso vender la agencia. Lo consideraba una mutilación demasiado grande”, expresó el martes el editor Jorge Herralde, en entrevista a la radio pública catalana.