Obama, cuyo gobierno ha deportado a unos dos millones de personas desde 2009, se reunió en la Casa Blanca con representantes de las comunidades asiática-estadounidense y de las islas del Pacífico, como parte de la conversación nacional sobre migración.
El presidente reiteró su fuerte deseo de que la Cámara de Representantes siga el ejemplo bipartidista del Senado y apruebe una reforma migratoria de sentido común, señaló la Casa Blanca en un comunicado al final del encuentro.
Obama enfrenta creciente presión de organizaciones religiosas, comunitarias y sindicales para ofrecer alivio a la comunidad de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos.
La víspera, 12 activistas y familiares de indocumentados fueron arrestados frente a la Casa Blanca, en el marco de una movilización desde el Congreso hasta la residencia oficial, en demanda de un alto a las deportaciones.
Durante la reunión con los líderes asiático-estadounidenses, Obama hizo notar que pidió al secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, revisar la política de deportaciones a fin de hacer su aplicación más humana dentro de los confines de la ley.
La revisión de la política de deportaciones tuvo lugar después que líderes de organizaciones como el Consejo Nacional de la Raza (NCLR) calificaron al presidente como deportador en jefe de Estados Unidos.
Aunque Johnson ha celebrado reuniones con líderes comunitarios en las últimas semanas, hasta el momento no se han anunciado cambios específicos en la política de deportaciones de la administración Obama.